Al llevar a cabo un registro sobre la basura que se produce en mi casa, pude notar muchas cosas que nunca me había cuestionado antes.
La presencia de los plásticos fue algo que me sorprendió y me hizo reflexionar bastante. No es usual que compremos en un supermercado la mayoría de las verduras y frutas, sin embargo, esta semana se realizó varias compras allí y la cantidad de plástico que se consideró basura a penas llegamos y acomodamos las cosas, fue algo que nunca había cuestionado. Las bandejas de poliestireno y el recubrimiento plástico para sujetar los alimentos, las bolsas que te piden obligatoriamente usar para poder pasar las verduras y frutas por caja, las bolsas que usas para guardar todo y llevar las comprar a casa, las botellas plásticas y los envases que recubren los productos fueron los más recurrentes.
El papel blanco fue otro de los materiales que más me impacto, ya que es algo que utilizo demasiado. Personalmente, suelo sacar alrededor una bolsa de compra completa cada cierto tiempo y nunca medite sobre la cantidad. Sé que es de los materiales más fáciles de clasificar, sin embargo, es algo que realmente nadie le interesa, porque puedo decir que el valor del papel viene de su utilidad y sin esta relación solo es un desperdicio que nadie considera porque no tan trascedente como el plástico.
Si me preguntaran sobre si clasificamos la basura, pues siendo completamente sincera tendría que decir que lo hacíamos y dejamos de hacerlo por varias razones. Claro que los plásticos iban siempre separados, lo orgánico como composta para el jardín, el papel para reciclaje y los desechos comunes en otro lugar, sin embargo, con el tiempo, todo fue cambiando. Al llegar un sitio donde la clasificación de los residuos era poco común, nos chocamos con el hecho de que todo lo tratáramos de clasificar y/o reciclar nunca acabaría en el lugar adecuado a pesar de que lo solicitáramos. No había tiempo para ir a dejar el papel en un depósito de reciclaje y la composta fue demasiada con el paso de tiempo, así que hacerlo comenzó a volverse irrelevante. Además, el sistema de recolección comenzó a fallar poco tiempo después de mudarnos y el tratar de deshacernos de la basura se nos complicaba por vivir algo lejos de la ciudad. Así que, una solución poco convencional que se nos presentó fue que una persona que se dedica a vender residuos nos pidió resolverlo por nosotros. Esta persona clasifica la basura y vende a los depósitos de reciclaje los materiales que ellos necesitan.
Creer en el sistema de recolección y en la ficción de la desaparición de los desechos es algo a lo que las personas que viven en las grandes ciudades están acostumbradas, pienso que es un tema al que ni siquiera se lo considera hasta que causa problemas. Nunca he visto en las noticias a personas quejarse sobre cuan rápido hemos llenado los depósitos de basura de la ciudad o cuanto las toneladas de basura han crecido en los últimos años, pero si sobre cuanto les molesta que estos desechos estén cerca de ellos, sin darse cuenta de que por un largo tiempo fueron objetos que estuvieron en sus alrededores y llegaron a ser importantes para ellos.