Cara de Pescado

No tan intrusos

El ejercicio de observar y darnos cuenta de los seres no-humanos con los que habitamos en nuestro espacio, hogar, es realmente interesante si no tocas solo la superficie de cómo podemos coexistir y expandes tu visión a los comportamientos que estos seres pueden desarrollar como una ayuda mutua dentro del diario vivir. Para mi este es el caso, ya que nunca había considerado o pensado qué seres habitan conmigo, además de mis papás y hermana. En este caso quise enfocarme especialmente en los animales con los que comparto mi espacio y que muchas veces los he considerado como intrusos a mi hogar, sin embargo, en cuanto a las plantas desde un punto de vista personal no las he considerado intrusas o que no pertenecen a mi hábitat y es por este motivo que dentro de lo que cabe en el ejercicio el enfoque no fue tanto hacia ese lado.

Como todo ejercicio de observación siempre lo más importante es percatarnos de las cosas y comportamientos que generalmente no notamos en nuestro día a día y principalmente en tomarnos el tiempo de verdaderamente observar lo que más podamos a nuestro alrededor. Es en este colectivo de acciones que quise poner mi enfoque para poder desarrollar un ejercicio completo (aunque siendo sincero siento que todavía me hace falta observar otros seres que no pude o no quise observar). En este sentido y como en todos los hogares o espacios habitados por humanos lo primero que pude encontrar es un montón de insectos con los que comparto mi espacio, ya sea este dentro de mi casa como la estructura de concreto donde paso la mayor parte del tiempo o mi jardín donde salgo a tomar el sol o fumarme un cigarrillo. Antes de continuar con mi observación, quiero traer a colación una anécdota que tengo de mi niñez con la que comparo este ejercicio co-habitacional y es que recuerdo que cuando tenía unos seis o siete años tuve una pequeña obsesión con jugar con hormigas, construirles hogares, tocarlas y observarlas casi todo el día; es así que como mi relación hacia los insectos no cabe dentro del imaginario de seres totalmente intrusos o espeluznantes ya que de cierta manera no les percibo así o no a todos ya que existen ciertas excepciones.

Continuando con mi observación hacia los insectos pude percatarme que hay seis especies de insectos que pude notar tienen mayor presencia en mi espacio habitacional (jardín y casa). La primera de ellas y a la que más le puse atención fue a las arañas ya que hay una infinidad de ellas en toda mi casa, de todos los tamaños, formas y colores. Y la dinámica que existe con estos seres evocan ciertas emociones en particular dentro de mí y de mis papás y hermana. En este sentido y por lo que menciono anteriormente la convivencia con estos seres extraordinarios no trae casi ningún problema para mí ya que estoy consiente de los beneficios que estos pequeños animalitos traen para disminuir la cantidad poblacional de otros seres. Sin embargo y especialmente con mi hermana, estos seres ya no se vuelven tan extraordinarios sino seres espeluznantes que evocan miedo y es por este motivo que muchas veces que ella observa que una araña esta cerca de su espacio en la mayoría de los casos debemos exterminarlas, aunque últimamente este comportamiento ha cambiado ya que preferimos llevarlas al patio en vez de exterminar su vida.

Araña

Ahora bien, otro de los insectos que pude notar tienen una relación habitacional dentro del espacio interno de mi hogar son los insectos “Lepisma saccharina” o como yo los he conocido toda mi vida los “cara de pescado” e investigando un poco acerca de ellos pude encontrar que a diferencia de creencias populares este insecto es totalmente inofensivo. Aunque personalmente no tengo ningún sentimiento de agrado hacia este animal, si me genera un tanto de malestar el verlos y me imagino que es por su forma y sus largas antenas. Sin embargo, al realizar este ejercicio pude percatarme que a ninguno de mis familiares les molesta el convivir con estos insectos, pero al igual que yo tienen un desdén hacia su apariencia y su habilidad de reproducción y crecimiento masivo. Aunque un comportamiento que pude notar dentro de la convivencia con estos seres es que desde que tenemos como mascota una bella gatita (se llama Tokio) esta le gusta jugar mucho con ellos por su velocidad al momento de esconderse de sus ataques y de vez en cuando al rato de atraparlos. Pero algo que también noté que desencadeno este comportamiento es que mi papá por creer que estos insectos no pueden traer nada beneficiosos para la alimentación de Tokio decide exterminarlos cada vez que puede.

Cara de Pescado

Por otra parte, en este ejercicio también quise observar los insectos que me acompañan cada vez que salgo a fumar en mi patio y aunque imagino que deben existir infinidades de insectos que no pude ver, los que más me llamaron la atención fueron las hormigas, las mariquitas y un insecto que no logré descifrar su nombre científico así que los nombre “Pepe” o los “Pepitos” (porque aunque no son estéticamente considerados como bellos siempre se los puede tratar con cariño por ser tan inofensivos). Algo que pude percatar, con el comportamiento de las mariquitas, es que desde que empezó la cuarentena estas empezaron a aparecer mucho más o tal vez al pasar más tiempo casa pude apreciar que convivo con estos hermosos insectos y al igual que sus otros dos compañeros (arañas y caras de pescado) estos insectos ayudan a mantener un ecosistema dentro de mi espacio libre de pulgones o ácaros. Por otra parte y como menciono antes, desde mi niñez tengo una fascinación con las hormigas (aunque debo ser consciente que en mi etapa de niñez no solo las admiré y jugué sino también fui un poco cruel con ellas al quemarlas con lupas, por lo que me disculpo) y esa fascinación perdura hasta el día de hoy ya que si bien es cierto que no juego con ellas si me causa cierta emoción de felicidad el poder observarlas como van todas en fila cargando hojas u otros materiales con el fin de poder abastecerse y alimentarse o el poder agarrar una de vez en cuando y sentir un cosquilleo en la mano. En cuanto a los “Pepitos” no pude encontrar más información acerca de ellos, así que dentro de mi observación queda pendiente el investigar sobre ellos.

Mariquita
Hormiga
Pepe

Siguiendo la línea de los seres que habitan mi espacio habitacional y como conclusión a esta pequeña observación, quiero hacer referencia a dos animales que encontré tienen una vida de coexistencia en mi espacio (o nuestro espacio) y este es el de tres gatos que pasan la mayor parte del tiempo en mi jardín y de las palomas que van y vienen durante el día. En cuanto a los gatos que habitan en este espacio no los puedo considerar como intrusos ya que tengo una dentro de mi casa una y hasta cierto punto he generado enormes cantidades de cariño hacia ellos, tanto así que dos de ellos ya cuentan con nombre Tomasito y Negrasa. Sin embargo, los considero parte de esta observación ya que no son mis mascotas y en este sentido ellos han encontrado una forma de hacer hogar dentro del espacio de mi jardín donde también buscan alimento, especialmente con gusano y larvas que encuentran. Aunque pude notar que uno de los comportamientos que tienen dentro de este espacio es hacer de su baño las plantas que decoran mi patio y para mi esto no causa ningún tipo de enfrentamiento, pero para mis papás si ya que de vez en cuanto se pude oler el intenso aroma desagradable de los excrementos de los gatos, a pesar de este comportamiento que no les gusta no tenemos ningún problema que ellos hagan su hogar dentro del nuestro. Ahora bien, las emociones que evocan en mí las palomas son muy conflictuadas ya que tengo el conocimiento de que son portadoras de varias enfermedades, sin embargo, tras informarme de mejor manera sé que estos animales pueden transmitir igual número de enfermedades que un ser humano. Aun así, no sé por qué no puedo tener una mejor relación co-habitacional como en el caso de los tres gatos de mi jardín. Tal vez a lo largo del tiempo esto cambie ahora que tengo una nueva percepción de estas aves.

Tomás
Paloma

 

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