Una excelente reflexión sobre los espacios que ocupan la naturaleza. Un golpe de consciencia sobre el concepto de “naturaleza” en donde se muestra que la división entre estos espacios naturales y no naturales, no es tan definido como pensábamos, fundamentalmente porque termina siendo el mismo aire. Considero un trabajo de gran importancia ecológica, la comprensión de la relación entre el humano y la naturaleza es fundamental para la preservación y aquí se explica de una manera precisa. La explicitos con la que se maneja cada tópico crea una suerte de alarma y sentido al rededor de la importancia de cada tema que se trata, muy bien logrado. Aunque coincido con la mayoría de aspectos tocados, fue algo chocante verlo desde estas nuevas perspectivas, se siente que algo se mueve en el interior. Es duro tomar consciencia sobre estos temas y más duro hacer algo al respecto, pero productos como este motivan a seguir por este sendero ecológico en busca de una armonía entre todas las especies incluidos nosotros, los humanos.
Una experiencia que llevo conmigo es mi visita a las laderas del volcán Pichincha. En su mayoría estas ladras, una vez ocupadas enteramente por la naturaleza y fauna endémica, hoy se ven indivisibles con la zona urbana de Quito. Las especies que existen allí son puramente introducidas, tanto en flora como en fauna, y hasta algunas mascotas fueron visibles durante esta visita. Es impresionante como la naturaleza va perdiendo lugar y este “binomio” del que se habla cada vez se convierte más en un mito.